domingo, 14 de julio de 2013

Fiesta de la Virgen del Carmen

Fiesta de la Virgen del Carmen 
16 de julio

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Historia de la Devoción a 
Nuestra Señora

del Monte Carmelo

Según tradición carmelita, el día de Pentecostés, ciertos    piadosos varones, que habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe crisitana ; siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nuve, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos religiosos se llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el siglo XIII , con los Cruzados, aprobando su regla Innocencio IV en 1245, bajo el generalato de San Simón Stock.
El 16 de julio de 1251, la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese hábito y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden, sino también para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Llevando éstos el escapulario, que es la reducción del que llevan los Carmelitas, participan de todos los méritos y oraciones de la Orden y peuden esperar de la Sma. Virgen verse pronto libres del Purgatorio, si hubieran sido fieles en observar las condiciones impuestas para su uso.
En este día pidamos acrecentamiento de devoción a María Santísima que tan espléndida es con sus devotos; pues promete a los que llevaren puesto su santo escapulario la eterna salvación y el alivio y abreviación de las penas del Purgatorio.
Vallamos a María, quien nos llama con su voz dulcísima de Madre.

Consagración a la Virgen del Carmen



Virgen del Carmen, oh Madre mía, me consagro a Tí,
    y confío en tus manos- mi existencia entera.
   Acepta mi pasado con todo lo que ha sido.
   Acepta mi presente con todo lo que es.
   Acepta mi futuro con todo lo que será.
   Con esta total consagración
   te confío cuanto tengo y cuanto soy,
   todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo
   y de tu Esposo Santísimo.
Te confío mi inteligencia, - mi voluntad y mi corazón.
   Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y
   mis temores,-mis esperanzas y mis deseos,
   mis tristezas y mis alegrías.
  Cuida de mi vida y todas mis acciones para que
   sea más fiel al Señor Trino y Uno,
   y con tu ayuda alcance la salvación.
Te confío, Oh gran Señora,
   mi cuerpo y mis sentidos,
   para que sean puros siempre
   y me ayuden en el ejercicio de las virutdes.
Te confío mi alma, para Tú la preserves de
   las tentaciones del mundo,-
   de la carne, - y de Satanás.
   Hazme participar  de una santidad- similar a la tuya;
   vuélveme conforme a Jesucristo,- ideal de mi vida.
Te confío mi entusiasmo- y el ardor de mi devoción
    para que me ayudes- a no envejecer en la Fe.
Te confío mi capacidad  y ganas de amar
   como has amado Tú,- y como Jesús quiere que se ame .
Te confío mis incertidumbres y mis angustias,
   para que en tu Corazón- encuentre seguridad,
   - sostén y luz- en cada instante de mi vida.
Con esta consagración
   me empeño en seguir tu vida
   de humildad,- mansedumbre,- y pureza.
   Acepto las renuncias y los sacrificios
   que esta elección conlleva y te prometo
   con la gracia de Dios y con tu ayuda
   ser fiel al empeño tomado.
Oh, Madre de todos los hombres,
   Soberana de mi vida y de mi conducta,
   dispón de mí- y de todo lo que pertenece
   para que camine siempre en el Evangelio
   bajo tu guía, oh Estrella del Mar.
Oh Reina del Cielo y de la Tierra,
   Madre Santísima del Redentor,
   soy todo (a) tuyo (a), - oh Virgen del Carmen,
   y a Ti quiero  unirme ahora y siempre
   para adorar a Jesucristo, - juntoa los Angeles
   y a los Santos, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.

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VIRGEN SANTÍSIMA DEL CARMEN


SÚPLICAS PARA TIEMPOS DIFÍCILES
Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En los desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón Maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.

Amén.
Rezar tres veces el Ave María.