jueves, 29 de noviembre de 2018

¿Vale la pena ser profesor en Colombia?

Profes en Colombia

Educación: El mal negocio de ser profesor en Colombia

Cuando dicen que ser profesor en Colombia es cuestión de “amor a la causa”, lo dicen con toda razón.

Recuerdo cuando estaba a punto de salir del colegio y le preguntaban a uno qué profesión quería tener cuando grande. Si la respuesta era profesor, entonces la cara de decepción se pintaba en el rostro de la persona que preguntaba de inmediato. Hoy en día prevalece este prejuicio en la sociedad.
En ocasiones (no siempre por fortuna), cuando me presento como profesor de sostenibilidad y economía verde, en lugar de ser un imán de interés para iniciar una conversación, parece más bien que fuese un repelente de nuevas conversaciones.
Ser profesor en Colombia no parece ser un buen negocio, sino más bien una actividad de descarte para aquellos que no consiguen un trabajo soñado: Un pensamiento que está ahí circundando.
Si bien el conocimiento debería ser un bien de uso libre y no mercantilizado, la realidad es que alguien tiene que generarlo y difundirlo (investigadores y profesores) y por ello su trabajo, de vital importancia para la sociedad, debería ser reconocido de una mejor manera en términos económicos.
Los profesores en Colombia ganan poco, ya sea en el ámbito del colegio o en el universitario. El honorario promedio de una hora de clase en una universidad puede oscilar entre los $40.000 y los $180.000. No obstante, no es una función que se realice en una jornada completa, sino esporádica.
Trabajar de planta en la universidad puede generar mayor estabilidad, pero no necesariamente su remuneración es comparable con la de otras profesiones. Entonces, en medio de todo este contexto, ¿qué se puede hacer para mejorar la situación y el estatus de los docentes?
La educación en los tiempos de la practicidad, la experiencia y la inmediatez
Hoy en día se cuestiona el futuro de la educación tal y como la conocemos. Se hipotetiza sobre la desaparición de los docentes debido a que los niños y jóvenes logran aprender de manera diferente gracias a las nuevas dinámicas de interacción entre las personas y las nuevas tecnologías.
Se dogmatiza a los geeks y a los nerds que desde sus garajes construyen fortunas y se vende este estereotipo como algo que le aplica a todos, cuando más bien resultan ser contadas las excepciones que como éstas surgen en nuestra sociedad.
El error en cómo se transmiten estos modelos en donde la formación tradicional pierde legitimidad conlleva a que se generen nuevos paradigmas que a su vez, le restan valor a las actividades docentes.
Si bien es innegable que existe y es evidente un cambio en los modelos de docencia, estos no han madurado por completo y aún son necesarios los profesores en sistemas sociales como los nuestros (el caso colombiano). En otras palabras, el ser docente es una actividad que no ha muerto aún y hasta que esto no pase -si es que pasa- hay que valorarla mejor.
“Te sirve para darte a conocer”
Da risa o más bien tristeza, seguir escuchando cosas como: "Hay una tarifa diferente para el conferencista internacional” o “este evento te ayudará para darte a conocer".
Este es el reflejo de un pensamiento arcaico que todavía caracteriza nuestra sociedad en donde la generación del conocimiento local es algo que está muy poco valorado.
Que esto suceda, es un llamado a gritos para reivindicar la educación como instrumento de construcción social, y sobre todo, a aquella educación que se genera y se difunde de manera local.
Aplaudo a los expertos que llegan con miradas desde afuera a proponer el santo grial de la solución, pero me reviento las manos en aplausos por aquellos que logran comprender y proponer las microsoluciones locales debido al conocimiento que tienen sobre su contexto.
Este artículo que más bien pareciera un muro de los lamentos, responde a las conversaciones que sostengo con decenas de colegas (profesores) que me han escrito en los últimos meses y que exponen su interés por continuar realizando la loable labor de educar, pero que buscan y quieren seguir haciéndolo con mejores condiciones.
Esto es y debe ser así porque como bien lo he leído por ahí: “ser profesor no es un hobby, es una profesión en donde quien la ejerce también tiene deudas y sueños materiales por cumplir”.

 | 2018/09/27 00:01

martes, 20 de noviembre de 2018

!Hablar el español!!!



Lo bueno y lo bonito:
Green Apple on Books
•             Lo que se ve, se pronuncia: La relación escritura – pronunciación en español es bastante sencilla. Sin diptongos, cambios en los sonidos vocálicos o letras mudas (a excepción de la h), el estudiante de español no tiene mucho por qué preocuparse. Se puede decir, además, que las reglas de acentuación son predecibles y permitiendo al lector identificar fácilmente la sílaba tónica y así reproducir la melodía de la lengua adecuadamente.
•             La negación: Además de contar con una forma simple de expresar la negación (puede decirse que basta con agregar la palabra “no”), el uso de la doble negación no solo es correcto, sino que agrega además énfasis a la frase.
•             Los tiempos compuestos: Al contar únicamente con un verbo auxiliar, la conjugación de los tiempos compuestos se vuelve más simple.
Lo feo:
•             Pronunciación: Dependiendo de tu lengua materna, la pronunciación del español puede ser más o menos difícil. Sin embargo, aprender a pronunciar la “r” de manera adecuada es un problema común.
•             Dialectos: El español se habla como primer idioma en alrededor de 20 países y consta de varios dialectos de igual prestigio. Características tales como el voseo pronominal, que es el uso de “vos” en lugar de “tú”, así como el voseoverbal, que implica un cambio en la conjugación, pueden hacer que hablar de la segunda persona gramatical sea menos tentador. Adicionalmente, peculiaridades de pronunciación como el seseo y el yeísmo llegan a confundir al estudiante.
•             Conjugación: Más allá de los retos dialectales, la conjugación en español es más complejo que en muchos otros idiomas. Con 16 paradigmas verbales completos, el español cuenta más tiempos que, por ejemplo, el francés. Además de lo anterior, cada persona gramatical conserva una conjugación propia, pues es común omitir los pronombres. Entre todos los paradigmas, el uso del subjuntivo suele considerarse el tema más confuso.
•             Ser o estar: El español, al igual que el italiano y el portugués, tiene dos equivalentes para el verbo “to be”. Entender los matices de estos verbos resulta a veces problemático; especialmente si en la lengua materna no existe una traducción exacta. Puedes leer más sobre este tema aquí: The Verb to be in Different Languages
•             Género: ¿Sabías que únicamente ¼ de los idiomas conocidos en el mundo utiliza géneros gramaticales? Naturalmente, el español está entre ellos.
•             Retos comunes en el aprendizaje de idiomas: Todos los amantes de los idiomas saben que hay cosas que simplemente parecen no tener una explicación precisa; esta lista comucomúnmenteluye el uso de preposiciones, falsos amigos y sintaxis.
Tal como el español, cada idioma tiene sus propias peculiaridades y aprenderlas implica paciencia y dedicación. Al final de todo, el español es una lengua hermosa que te espera para que descubras la forma en que más de 400 millones de personas perciben el mundo que tienen a su alrededor.
https://www.lexiophiles.com/espanol/aprender-espanol-lo-bueno-lo-bonito-y-lo-feo

viernes, 16 de noviembre de 2018

MUCHOS AÑOS EN EL MERCADO, ¿BENDICIÓN O MALDICIÓN?

La experiencia es relevante cuando trae beneficios para los clientes




Llevar muchos años en el mercado puede ser una bendición o una maldición. Depende cómo lo vea. Maldición cuando mucha experiencia significa: “Eso ya lo hicimos y no funcionó…”. Cuando los clientes perciben que por llevar 30, 40 o 50 años, no evoluciona. Eso no es bueno. Y sí, cambiar cuesta. Por eso, llevar 30 años haciendo lo mismo, no siempre es positivo. Depende de cómo se evidencia la experiencia.
Porque presumimos del tema: “Llevamos 30 años sirviendo a nuestros clientes”. ¿Y?. La experiencia es buena cuando le demuestra a la gente que esos años los pone a su servicio y representan un beneficio concreto. Es diferente por ejemplo cuando dice, “Llevo 10 años atendiendo clientes con exactamente su misma problemática. Y eso se resuelve así”. Esa es la verdadera experiencia.
Más que los años, la experiencia demuestra que ha estado expuesto a la realidad pura y dura (más que otros competidores). Algo crítico para muchos clientes.
La experiencia juega a favor cuando los clientes entienden que les ahorra dolores de cabeza porque ya sabe cómo se hace. De resto, hacer 40 años lo mismo, no siempre es un beneficio apreciado.
¿Cómo con su experiencia le puede evidenciar al cliente que ese desafío, que usted ya sabe cómo resolver más rápido, más económico y más efectivo, es importante para él?
©2018 Bien Pensado.