Por Becky Krinsky Braverman
Cuantas veces escuchamos mujeres quejándose de su marido,
pero cuando llegan a su casa, no le dicen cómo se sienten ni todo lo que
piensan; que tal las personas que se quejan de su peso, pero no están
dispuestas a cambiar sus hábitos de comida o su rutina de ejercicio, sin faltar
las personas que se quejan de que no tienen dinero, pero tampoco hacen cambios
en su forma de trabajar, de tratar a sus clientes o de presentar su servicio o
producto.
Que piensan estas personas, esperan nuevos resultados sin
hacer nada para obtenerlos; repiten continuamente sus acciones, sus
pensamientos, niegan sus problemas, actúan por inercia, sin esforzarse, no
hacen NADA nuevo y además, esperan que las cosas cambien.
¿Será que todavía existen las hadas madrinas? ¿Qué fácil
y que cómodo pensar así verdad? No hay mucha ciencia si no hay esfuerzo,
compromiso y determinación, no hay cambio, entonces de nada sirve quejarse,
solo para recordarle al mundo lo injusto y desequilibrado, pobre de la eterna
victima que no puede hacer nada para salir del atoro, emocional y material.
La realidad es que cada persona tiene una lucha interna que
conquistar, un reto que superar. Nadie ni nada puede liberar esta batalla.
La decisión personal de cada individuo; la necesidad de
cambiar y de superarse es el mejor vehículo que cada persona tiene para crecer.
Sería un verdadero desperdicio hundirse en el sufrimiento y no poder salir
victorioso de la lucha personal en la vida propia.
La Receta:
Viviendo el
cambio
Ingredientes:
1 taza de
voluntad; esfuerzo personal para resistir la derrota y luchar mas
2 cubitos de
humildad; reconocer que hay algo más que se debe de aprender
1 racimo de
aceptación; valentía y gratitud por la oportunidad para superarse
3 gotas de
fortaleza; carácter, decisión, convicción y actitud positiva
1 chorrito
de confianza; seguridad en uno mismo, autoestima, fe en el más allá.
Recomendación
del chef: Hay que reconocer que el cambio sólo se da cuando uno
realmente lo desea, nadie puede hacer que uno cambie si uno no está dispuesto a
luchar por si mismo. Hoy me he decidido a dejarme de quejar, o me aguanto y me
callo, o cambio y lucho por cambiar lo que me molesta.
Modo de
preparación:
El cambio
provoca una inestabilidad necesaria para salir de la zona de confort y poder
desarrollar nuevas potencialidades. Hay que reconocer que el proceso de lucha y
cambio, son acciones difíciles y estresantes. La voluntad de cambiar es una
condición complicada que implica valentía y humildad; es más cómodo
aferrarse a los viejos hábitos, evitar el miedo a lo desconocido que
aceptar el reto y luchar.
Una
actitud positiva y determinada hace toda la diferencia. Poder ver el cambio
como una bendición y una oportunidad de mejora y no como un castigo o un
sufrimiento, es esencial para poder luchar con gusto y aguantar las derrotas
con valor.
Un cambio
pequeño puede lograr grandes alcances. Comenzando por hacer un cambio a la vez
y de inmediato. No es necesario hacer grandes modificaciones o insistir que
todos cambien alrededor; un pequeño movimiento incita a nuevos reacomodos.
“Si sufres,
lucha por cambiar o aguántate sin quejar, la decisión es tuya nada más”