viernes, 17 de enero de 2014

Si no haces nada por cambiar, no te quejes si te quedas igual


Por Becky Krinsky Braverman
Cuantas veces escuchamos mujeres quejándose de su marido, pero cuando llegan a su casa, no le dicen cómo se sienten ni todo lo que piensan; que tal las personas que se quejan de su peso, pero no están dispuestas a cambiar sus hábitos de comida o su rutina de ejercicio, sin faltar las personas que se quejan de que no tienen dinero, pero tampoco hacen cambios en su forma de trabajar, de tratar a sus clientes o de presentar su servicio o producto.
Que piensan estas personas, esperan nuevos resultados sin hacer nada para obtenerlos; repiten continuamente  sus acciones, sus pensamientos, niegan sus problemas, actúan por inercia, sin esforzarse, no hacen NADA nuevo y además, esperan que las cosas cambien.
¿Será que todavía existen las hadas madrinas? ¿Qué fácil  y que cómodo pensar así verdad? No hay mucha ciencia si no hay esfuerzo, compromiso y determinación, no hay cambio, entonces de nada sirve quejarse, solo para recordarle al mundo lo injusto y desequilibrado, pobre de la eterna victima que no puede hacer nada para salir del atoro, emocional y material.
La realidad es que cada persona tiene una lucha interna que conquistar, un reto que superar. Nadie ni nada puede liberar esta batalla.
La decisión personal de cada individuo; la necesidad de cambiar y de superarse es el mejor vehículo que cada persona tiene para crecer. Sería un verdadero desperdicio hundirse en el sufrimiento y no poder salir victorioso de la lucha personal en la vida propia.
La Receta:
Viviendo el cambio
Ingredientes:
1 taza de voluntad; esfuerzo personal para resistir la derrota y luchar mas
2 cubitos de humildad; reconocer que hay algo más que se debe de aprender
1 racimo de aceptación; valentía y gratitud por la oportunidad para superarse
3 gotas de fortaleza; carácter, decisión, convicción y actitud positiva
1 chorrito de confianza; seguridad en uno mismo, autoestima, fe en el más allá.
Recomendación del chef:  Hay que reconocer que el cambio sólo se da cuando uno realmente lo desea, nadie puede hacer que uno cambie si uno no está dispuesto a luchar por si mismo. Hoy me he decidido a dejarme de quejar, o me aguanto y me callo, o cambio y lucho por cambiar lo que me molesta.
Modo de preparación:
El cambio provoca una inestabilidad necesaria para salir de la zona de confort y poder desarrollar nuevas potencialidades. Hay que reconocer que el proceso de lucha y cambio, son acciones difíciles y estresantes. La voluntad de cambiar es una condición complicada que implica valentía y humildad; es más cómodo  aferrarse a los viejos hábitos, evitar el miedo a lo desconocido que aceptar el reto y luchar.
 Una actitud positiva y determinada hace toda la diferencia. Poder ver el cambio como una bendición y una oportunidad de mejora y no como un castigo o un sufrimiento, es esencial para poder luchar con gusto y aguantar las derrotas con valor.
Un cambio pequeño puede lograr grandes alcances. Comenzando por hacer un cambio a la vez y de inmediato. No es necesario hacer grandes modificaciones o insistir que todos cambien alrededor; un pequeño movimiento incita a nuevos reacomodos.
“Si sufres, lucha por cambiar o aguántate sin quejar, la decisión es tuya nada más”

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