La efervescencia sobre el cambio en la política de datos de Whatsapp ha mermado temporalmente. Aún queda el cuestionamiento de encontrar un modelo en el que el fin no justifique los medios. Pero más allá de eso, el debate sobre la privacidad y WhatsApp nos deja algunos aprendizajes para tener en cuenta.
Partamos de un punto clave, la monetización de los datos personales y su uso en acciones de marketing es lo que hace atractivo hoy en día a los medios, a pesar de poner al consumidor como “carne de cañón”.
Vivimos en una dicotomía. Por un lado, queremos ser lo más precisos en comunicación, en poder atribuir “granularmente” las ventas y saber qué canales lo lograron. Pero al mismo tiempo, en nuestro rol de usuarios, queremos protegernos de cómo las empresas capturan y usan nuestros datos todos los días. Aún no encontramos ese justo balance.
Facebook, con la adquisición de Whatsapp e Instagram, busca construir un ecosistema integral para que, como anunciantes podamos tener un mejor acceso a su audiencia, con efectivas segmentaciones tomadas de intereses que hoy en día conocen a partir de nuestras interacciones y del contenido que compartimos.
Es completamente justo hacer el debate sobre la manera en que se hace esto. Su modelo de negocio da frutos -la acción de Facebook en la bolsa creció un 32% en el último año- y necesita de un público constantemente activo. Somos nosotros quienes al final del día alimentamos los algoritmos segundo a segundo
Ahora bien, en nuestro rol de usuarios nos hemos vuelto expertos en protestar constantemente por todo lo relacionado con la manera en que las empresas usan y monetizan nuestros datos, pero así como somos estrictos, no reparamos en hacer clic y compartir datos con un correo tipo phishing que nos pide dejar nombre, teléfono y claves porque van a cerrarnos Hotmail o Gmail si no lo hacemos.
Algunos aprendizajes para las marcas
Analizando lo ocurrido en este tema durante las últimas dos semanas, hay diferentes buenas prácticas que podemos tener pensando en cómo existen canales, que muy bien usados, pueden ayudar a generar acciones positivas en su negocio:
- El rol de los influenciadores como herramienta para aumentar alcance. En este caso vimos que un tuit de Elon Musk, quien tiene 42,9 millones de seguidores en twitter, –en el que textualmente escribió: “Usen Signal”– ayudó a ser promotor de descargas cuando estas apenas llegaban a los 7 millones. Hoy ese número llega los 30 millones.
- Tener una plataforma no es garantía de generar una dinámica de conversación continua y, para lograrlo, se requiere no sólo de tiempo, sino que todos nuestros contactos cercanos migren a la vez. De lo contrario, estaremos aumentando canales (mayor tiempo empleado) para comunicarnos con las mismas personas de siempre.
- La necesidad como usuarios de validar con dos o tres fuentes las informaciones que aparecen sobre temas de privacidad. De nada sirve repetir un discurso si no hacemos un chequeo de hechos para tomar posición.
- Antes de un cambio grande primero se debe educar y esto es algo que Whatsapp empezó a construir tarde con el lanzamiento de su campaña de marca. Demasiado tarde, porque el ruido ya estaba hecho.
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