Jaime Araújo Rentería: Es la gran oportunidad que todos estamos esperando para transformar en solo dos días la historia del país. Durante más de 60 años hemos dirimido las diferencias a través de la violencia, y ahora, por primera vez, los colombianos tienen en sus manos un instrumento pacífico para cambiar nuestras costumbres políticas, una herramienta real para que las personas que están indignadas con la corrupción, la politiquería, los falsos positivos, las chuzadas, las desigualdades, el desempleo o la falta de oportunidades puedan construir una sociedad en paz, con mayor justicia social y en con más derechos Humanos.
SEMANA: Pero eso, en la práctica, ¿qué significa?
J.A.R.: Es importante que la gente sepa que con ese instrumento de paz, en solo dos días: el 9 de marzo y el 25 de mayo; es decir ya, sin necesidad de esperar 20 o más años, y con un voto de más, es posible barrer con toda la clase política tradicional de Colombia. Esto, porque está establecido que si el voto en blanco saca un voto de más de la lista más votada para Senado o para Presidente, las elecciones se tienen que repetir, pero no se podrán volver a presentar los mismos candidatos que hayan sido derrotados por el voto en blanco. Por eso, el voto en blanco es una revolución pacífica, un mecanismo para canalizar tanto inconformismo que hay en el país, y un medio para renovar la política, la sociedad colombiana y abrirle el camino a un gran pacto social entre todos los sectores para construir una sociedad más igualitaria y con más derechos.
Semana: En términos prácticos, ¿cuántos votos necesita el voto en blanco para ganar?
J.A.R.: Si para las próximas elecciones presidenciales, por ejemplo, el candidato Santos saca 30 votos; la candidata Ramírez, 15 votos; Zuluaga, 10 votos, y los del Polo, la UP y los verdes sacan 6 votos, pero el voto el blanco tiene 31 votos, es decir, un solo voto de más que cualquiera de los otros candidatos, es suficiente para que ninguno se pueda presentar a la segunda vuelta presidencial. Lo mismo sucede para las elecciones de Congreso. Si el voto el blanco saca un voto de más sobre la lista más votada de los partidos políticos, las elecciones se tienen que repetir y no se pueden volver a presentar los mismos candidatos ni los partidos que no pasen el umbral. La consecuencia es que los candidatos Uribe, Serpa, Chamorro o Gerlein, que lleva 40 años y se quiere morir como senador, no podrán presentarse.
SEMANA: Pero otras personas, como el Registrador o líderes y miembros de los partidos políticos sostienen lo contrario: que el voto el blanco solo pude ganar cuando obtenga la mitad de todos los votos más uno.
J.A.R.: Eso, que se denomina mayoría absoluta, es totalmente falso. En la reforma constitucional del 2003 que incluyó el voto en blanco, se decía que para que el voto en blanco se impusiera sobre otro, requería de una mayoría absoluta, es decir, la mitad de los votos más uno. Y eso fue lo que precisamente se modificó en el acto legislativo del 2009, en el que desde el primer hasta el último debate, que no fueron ocho debates sino diez porque hubo conciliaciones, quedó totalmente claro que se acababa la mayoría absoluta por una mayoría simple.
SEMANA: Es decir, que el voto en blanco gana con solo sacar un voto de más.
J.A.R.: Así es. Los mismos senadores expusieron siempre que tal y como había quedado establecido en 2003 que la mayoría absoluta del voto en blanco cauterizaba el inconformismo ciudadano frente a los despropósitos del ejercicio del poder público o del engaño de programas políticos. Por eso, propusieron y defendieron que el voto en banco se impusiera solo con una mayoría simple para que los ciudadanos tuvieran expresar de una forma más clara contra las formas de corrupción, el uso indebido del principio de representación, el inconformiso o su rechazo cuando se sintiera más gobernada.
SEMANA: Pero si eso es así, ¿el país no estaría abocado a una anarquía que podría acabar con lo poco que queda de la estabilidad política y de los partidos?
J.A.R.: Para nada. Primero porque las elecciones solo se pueden repetir una sola vez. Segundo, porque se le da a los ciudadanos la posibilidad, en unas elecciones, de pedir que los partidos cambien sus candidatos, es decir, sacar a la clase política corrupta para darle la oportunidad a otros sectores y personas que sean más respetuosos de los derechos humanos, de los recursos públicos, del interés general sobre el interés particular. Tercero, se podría ordenar la renovación de los partidos tradicionales. Por estas y otras razones es importante que los jóvenes liberales, conservadores, de la U o de otros partidos entiendan que ya, sin esperar dos o tres generaciones, en solo dos días, el 9 de marzo y el 25 de mayo, con un instrumento pacífico y con un voto de más, pueden hacer una verdadera revolución en Colombia. Y una vez hecha, crear un nuevo país a través de una Asamblea Constituyente.
SEMANA: Pero esa es su interpretación, no lo que dice la Constitución.
J.A.R.: Si el voto en blanco gana para las elecciones y para la Presidencia, no cree que es un mensaje claro, directo, contundente del pueblo que está diciendo que quiere cambios profundos, que quiere un país distinto. Y eso solo lo puede hacer una Constituyente.
SEMANA: ¿Y qué pasa si el voto en blanco queda de segundo?
J.A.R.: Pues que se deben repetir las elecciones y el voto en blanco debe armar listas para Senado y escoger un candidato para la segunda vuelta presidencial. No es cierto, como señalan algunas personas, que quien haya quedado de tercero compita con el primero para la segunda vuelta. Es, guardada las proporciones, lo mismo que pasa cuando uno de los dos candidatos que pasa a la segunda vuelta Presidencial renuncia o se muere. Quienes lo postularon, tienen el derecho a presentar un candidato de reemplazo. Sin embargo, eso excluye a quienes no estuvieron con el voto el blanco y a los partidos que no lo apoyaron. Esto, como se señala, es una hipótesis, porque creemos que una vez los colombianos entiendan el poder del voto el blanco va a ser demoledor.
SEMANA: ¿Quiénes son los que están detrás del voto en blanco?
J.A.R.: Muchos colombianos inconformes, personas dignas que se sienten indignados por el orden actual, estudiantes, grupos de campesinos, miembros de los partidos tradicionales que quieren una renovación de la política, indígenas, afrodescendientes, gente de las regiones que se siente traicionados por el gobierno; intelectuales, exmagistrados… En fin, el voto el blanco somos todos y no es de ninguna persona o comité promotor, así nosotros lo estemos impulsando. Por eso hemos dejado en claro que quienes promovemos el voto el blanco no aceptamos ni un peso de reposición por esos votos, y que si hubiera alguna retribución se debe destinar para las víctimas de la violencia en Colombia, para las mujeres que han sufrido con el conflicto armado; para los huérfanos cuyos padres han sido asesinados en la violencia, en síntesis, para el interés general, pero no para los promotores.
SEMANA: Pero ahí no están Gustavo Bolívar y otros grupos...
J.A.R.: Espero que ellos también estén defendiendo el interés general. Es importante que los electores sepan que no es obligatorio marcar los comités promotores del voto en blanco en el tarjetón. Solo basta con marcar la casilla genérica del voto en blanco, y de esa manera, se evita que haya alguna duda de que alguien se vaya a beneficiar.
SEMANA. Hay quienes sostienen que la Corte Constitucional aboga por la mayoría absoluta y no por una simple.
J.A.R.: La Corte no le ha hecho, hasta el momento, ningún control constitucional ni por procedimiento ni por contenido a la reforma del 2009. Lo que hizo fue un control al inciso tercero, del artículo 30, de Ley 1475 del 2011, que tenía una norma distinta a la de la Constitución, en la que se habla que si un candidato saca 100 votos y otro 90 votos, pero al primero se le anulan 20, queda con 80 votos. En últimas, el ganador es el segundo, a pesar de que sacó menos pero obtuvo más válidos. Eso nada tiene que ver con el voto en blanco. En esa sentencia la Corte nunca pone en duda el artículo 9 de la reforma del 2009.
SEMANA: Entonces, ese voto en blanco es totalmente nuevo.
J.A.R.: Así es. Nosotros entendemos que las personas que tienen intereses en elegirse o reelegirse, que quienes han hecho de la política un negocio, quienes no quieren que se les acabe su negocio o derivan beneficios de cosas existentes, porque manejan la cosa pública como si fuera propia, o hacen contratos para enriquecerse, sean enemigos del voto en blanco que los va a barrer. Pero por primera vez, a raíz del acto legislativo del 2009, los colombianos pueden barrer con esa clase política. Pero también deben saber que si no usamos ese mecanismo ya, y derrotan al voto en blanco, los políticos y el gobierno lo van a eliminar para quitarle ese poder al pueblo.