👺Los miedos, fobias y adicciones que causa el celular 💀
La nomofobia se deriva del uso desmedido de estos aparatos en casi todos los aspectos cotidianos de la vida. Conozca los síntomas.
POR:
PORTAFOLIO
NOVIEMBRE 02 DE 2017 - 03:45 P.M.
El celular desde hace varios años se ha convertido en una extensión del cuerpo para muchas personas que en su vida cotidiana le han dado un protagonismo innegable, al punto de no poder dejarlo en la casa por un día o al menos por algunas horas permanecer lejos de este aparato.
Para estudiantes y trabajadores de todos los niveles y áreas del conocimiento el celular es una herramienta de trabajo, lo que lo hace todavía más indispensable en la vida de cada vez más personas. Las aplicaciones que a través de él se manejan en muchas ocasiones facilitan las labores del día a día, y las redes sociales mantienen conectados a los usuarios con las personas y grupos de su interés.
Sin embargo, vale la pena preguntarse hasta qué punto es conveniente o incluso saludable el uso intensivo de los smartphones.
“Existe gente que ante la ausencia del celular, empieza a padecer de ansiedad, pensamientos obsesivos e inclusive sensaciones de abstinencia”, asegura Rolando Salazar Sarmiento, decano de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Sanitas. “Estas personas están padeciendo de nomofobia, que se traduce en miedo a estar sin el celular”, afirma.
Prácticas que para muchos pueden parecer comunes, como revisar constantemente el celular sin estar esperado una llamada o mensaje, deben tomarse como una alerta de una posible dependencia poco saludable de estos aparatos.
Salazar Sarmiento afirma que “sentir ansiedad por la posibilidad de que el aparato se descargue o no concebir el hecho de salir de la casa sin este dispositivo, pueden ser síntomas de que se está sufriendo de esta fobia”.
Desde hace varios años se han venido estudiando los efectos de la interacción de las personas desde edades cada vez más tempranas con los aparatos como los celulares. Puntualmente la nomofobia.
En 2014 la Universidad de Boyacá presentó un estudio que realizó sobre la red social más frecuentada en ese momento: Facebook. Claudia Inés Bohórquez, psicóloga de la Universidad de Boyacá, aseguró que sin lugar a dudas la adicción a las redes sociales es un flagelo que puede atacar a todas las personas que hacen uso excesivo de ellas. En el 2011, en el Reino Unido se realizó un estudio que reveló la dependencia de las personas al celular, el 58 por ciento de los hombres y el 48 por ciento de las mujeres sufrían ansiedad si se quedaban sin celular, batería o cobertura. Debían estar conectados al celular y a las redes sociales.
En ese momento, psicólogos de la Universidad de Barcelona bautizaron al miedo irracional de no tener el teléfono móvil cerca como ‘nomofobia’, término que se deriva de las palabras no- mobile - phone phobia. Desde entonces, la nomofobia ha sido considerada la enfermedad del siglo XXI, causada por la dependencia a los celulares y por su uso desmedido.
“Se ha atribuido a la tecnología la causa de diversas enfermedades, tanto de orden físico como psicológico. El abuso en el uso de redes sociales se podría considerar como una adicción. De acuerdo con algunos estudios, podría ser más adictivo que el tabaco y el alcohol”, afirmó Bohórquez en su estudio.
En la actualidad hay mayor información disponible para abordar el tema con propiedad, para que cualquier persona pueda identificar los síntomas y tome acciones al respecto.
De acuerdo con el decano Rolando Salazar, se ha encontrado que el uso frecuente del celular puede generar una sensación de seguridad cómoda para la persona. “Con el uso frecuente del celular se puede llegar a sentir que este pequeño dispositivo es una extensión del cuerpo, como si al usarlo se encontrara seguridad, autoestima y una sensación de compañía cuando se chatea”, explica.
Se han identificado síntomas puntuales de la nomofobia como padecer de intensa ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza y dolor de estómago al no tener el celular. De igual manera, quienes que lo sufren, suelen ser personas inseguras y de baja autoestima.
Es fácil identificar a quienes sufren o están ad portas de padecer la nomofobia. “Son aquellas que revisan el celular de manera permanente en reuniones y hasta en el baño, llegando a resultar un elemento de conflicto en la interacción con otras personas. Revisar por lo menos cada dos minutos la pantalla, aunque no se esté esperando una llamada o mensaje, también es un comportamiento típico. Uno de los comportamientos más evidentes de las personas que están padeciendo de nomofobia, es el estrés que les genera aquellas situaciones en las que no pueden manipular el celular, por ejemplo en bancos, cines o iglesias”, asegura el psicólogo de la Universidad Sanitas.
Para superar esta condición, o para darle manejo, el primer paso es ser conscientes de las implicaciones negativas que se genera de estos comportamientos.
“Se puede empezar por apagar el celular durante la noche, a una hora determinada, y que coincida con el horario de descanso es un buen inicio. Es importante también intentar alejarse del celular por espacios prolongados durante el día, logrando que este aparto sea realmente una herramienta que facilite la vida”, aconseja el profesional.
En familia, la recomendación es establecer y respetar normas básicas sobre el uso de estos aparatos en el comedor, durante reuniones familiares y en general en espacios donde debe imperar el contacto físico afectivo y emocional entre los miembros de la familia. De esta forma se evitan mayores afectaciones a la convivencia.
“Existe gente que ante la ausencia del celular, empieza a padecer de ansiedad, pensamientos obsesivos e inclusive sensaciones de abstinencia”, asegura Rolando Salazar Sarmiento, decano de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Sanitas. “Estas personas están padeciendo de nomofobia, que se traduce en miedo a estar sin el celular”, afirma.
Prácticas que para muchos pueden parecer comunes, como revisar constantemente el celular sin estar esperado una llamada o mensaje, deben tomarse como una alerta de una posible dependencia poco saludable de estos aparatos.
Salazar Sarmiento afirma que “sentir ansiedad por la posibilidad de que el aparato se descargue o no concebir el hecho de salir de la casa sin este dispositivo, pueden ser síntomas de que se está sufriendo de esta fobia”.
Desde hace varios años se han venido estudiando los efectos de la interacción de las personas desde edades cada vez más tempranas con los aparatos como los celulares. Puntualmente la nomofobia.
En 2014 la Universidad de Boyacá presentó un estudio que realizó sobre la red social más frecuentada en ese momento: Facebook. Claudia Inés Bohórquez, psicóloga de la Universidad de Boyacá, aseguró que sin lugar a dudas la adicción a las redes sociales es un flagelo que puede atacar a todas las personas que hacen uso excesivo de ellas. En el 2011, en el Reino Unido se realizó un estudio que reveló la dependencia de las personas al celular, el 58 por ciento de los hombres y el 48 por ciento de las mujeres sufrían ansiedad si se quedaban sin celular, batería o cobertura. Debían estar conectados al celular y a las redes sociales.
En ese momento, psicólogos de la Universidad de Barcelona bautizaron al miedo irracional de no tener el teléfono móvil cerca como ‘nomofobia’, término que se deriva de las palabras no- mobile - phone phobia. Desde entonces, la nomofobia ha sido considerada la enfermedad del siglo XXI, causada por la dependencia a los celulares y por su uso desmedido.
“Se ha atribuido a la tecnología la causa de diversas enfermedades, tanto de orden físico como psicológico. El abuso en el uso de redes sociales se podría considerar como una adicción. De acuerdo con algunos estudios, podría ser más adictivo que el tabaco y el alcohol”, afirmó Bohórquez en su estudio.
En la actualidad hay mayor información disponible para abordar el tema con propiedad, para que cualquier persona pueda identificar los síntomas y tome acciones al respecto.
De acuerdo con el decano Rolando Salazar, se ha encontrado que el uso frecuente del celular puede generar una sensación de seguridad cómoda para la persona. “Con el uso frecuente del celular se puede llegar a sentir que este pequeño dispositivo es una extensión del cuerpo, como si al usarlo se encontrara seguridad, autoestima y una sensación de compañía cuando se chatea”, explica.
Se han identificado síntomas puntuales de la nomofobia como padecer de intensa ansiedad, taquicardias, pensamientos obsesivos, dolor de cabeza y dolor de estómago al no tener el celular. De igual manera, quienes que lo sufren, suelen ser personas inseguras y de baja autoestima.
Es fácil identificar a quienes sufren o están ad portas de padecer la nomofobia. “Son aquellas que revisan el celular de manera permanente en reuniones y hasta en el baño, llegando a resultar un elemento de conflicto en la interacción con otras personas. Revisar por lo menos cada dos minutos la pantalla, aunque no se esté esperando una llamada o mensaje, también es un comportamiento típico. Uno de los comportamientos más evidentes de las personas que están padeciendo de nomofobia, es el estrés que les genera aquellas situaciones en las que no pueden manipular el celular, por ejemplo en bancos, cines o iglesias”, asegura el psicólogo de la Universidad Sanitas.
Para superar esta condición, o para darle manejo, el primer paso es ser conscientes de las implicaciones negativas que se genera de estos comportamientos.
“Se puede empezar por apagar el celular durante la noche, a una hora determinada, y que coincida con el horario de descanso es un buen inicio. Es importante también intentar alejarse del celular por espacios prolongados durante el día, logrando que este aparto sea realmente una herramienta que facilite la vida”, aconseja el profesional.
En familia, la recomendación es establecer y respetar normas básicas sobre el uso de estos aparatos en el comedor, durante reuniones familiares y en general en espacios donde debe imperar el contacto físico afectivo y emocional entre los miembros de la familia. De esta forma se evitan mayores afectaciones a la convivencia.
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